Fue mi primera hija, le tuve que enseñar a comer y no maullaba, bufaba como un gato salvaje.
Me dijeron que era persa y macho y resultó ser Merlín, mi gatita, mi niña, la que maullaba desesperadamente cuando los niños lloraban de hambre.
Era mejor que muchas personas que conozco y ahora ha dejado un hueco cálido en mi regazo, una telaraña de lágrimas que me oprime la cara hasta doler y el desespero de no haberle dicho adiós.
Volvía del viaje con premura para abrazarla, la había amenazado al irme. -Espérame, bicho, eeeh.- y no quiso que viera como se vencía.
Hoy estamos desolados, Merlín siempre estará con nosotros, se ha muerto de viejecita en su casa, tranquila y querida…no ha tenido mala vida, pero ahora tenemos un pozo en el corazón…sé que se pasará, pero ahora solo puedo llorar.
Lo siento, de corazón. Pasé por lo mismo hace unos meses.
Llorar ayuda.
Un abrazo
Ánimo, con esa foto tan chula sempre a terás no recordo.
Unha aperta
Gracias a todos, lloro mucho pero ¿y el dolor de cara y mándíbula como se saca?
Sonriendo. Todo llegará.
Un abrazo, lo lamento enormemente. Es un drama que conozco perfectamente.
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